ANÉCDOTAS DEL BÉISBOL AMATEUR DE PUEBLA
Por el Dr. Jaime Cervantes Pérez
ALFREDO LIMA BURTON "EL CHURRO"
Recorriendo a cada uno de los personajes del ayer con sus anécdotas, nos hemos reído a borbotones aún con gente que está en malas condiciones, porque el béisbol es mágico aún con aquellos que sienten que están al borde de la tumba. Aun así el béisbol, bendito béisbol, los ha hecho reír, vibrar y olvidar que están condenados a lo que se llama muerte.
Recuerdo el caso especial de Alfredo Lima Burton, "el Churro". Quién no lo conoció en el Parque Puebla con el equipo Chevrolet amateur: el bateador sacaba un foul hacía atrás y "el Churro", que jugaba de cátcher, aventaba la careta con la mano derecha, alzaba instantáneamente la cabeza al cielo buscando la pelota, corría y la agarraba. Así recuerdo al "Churro", persona bien parecida y con clase, amigo de todos y beisbolista de hueso colorado.
Quién no lo recuerda en su casa de Deportes de la 2 Oriente y 4 Norte, que se llamaba Yankis Super Deportes.
Aurelio Valderrábano nos decía: "cómo nos ayudó el Churro" con los gastos para ir a ver a Filemón Manrique, ya que estábamos expulsados de la Asociación Poblana de Béisbol amateur; siempre nos daba dinero y siempre ayudó a mucha gente con trabajo en su negocio, entre ellos estuvieron la "Burrita" Nacho Cuauhantzi, Mario Vázquez, Enrique Mena, al mismo tiempo". Este "Churro" Lima fue un hombre bueno, siempre señorón y aún en su cama yo siempre lo vi siendo un caballero. Tantas anécdotas que nos contaba ya tan enfermo en el cuarto 204 del Hotel Señorial en los meses de junio y julio, y posteriormente en agosto y septiembre de 1992, en casa de su hermano en la 11 Poniente 1305, Departamento 302. Nos ¬hacía comentarios muy agudos, en los que me decía que había cometido errores en la vida; se había casado y se había divorciado y luego se casó por segunda vez, en lo que para él fue algo que hizo más grande el error, con una mujer que ahora tiene 33 años y de la que vivía separado.
Y de las mujeres se le quedó grabado un pasaje del escritor Jalil Gibran, que decía:
- Dios mandó a purificar a las mujeres y las envió a bañarse. Al volverse a vestir la bonita se puso la ropa de la fea y ésta la de aquella. Nos quería dar a entender que la bonita es fea de sentimientos y la fea es bonita de sentimientos.
Y yo le decía:
- ¡"Churro", no hay fracasos. Sólo son etapas de la vida para hacer, en una segunda vez, bien las cosas. Tampoco hay pecados, pues las acciones que se toman como tales, son benéficas en otras posiciones, áreas o tiempos.
Y en medio de estas pláticas veía yo su palidez cadavérica, muy frecuentemente oía su corazón y pulmón que trabajaban dificultosamente; sus riñones ya no le obedecían y se le llenaban de agua las extremidades inferiores. Con todo el dolor de verlo en esta forma, mientras yo le sacaba el agua, él me decía:
- Increíble que tú seas el hijo de el "Rábano".
Y luego me comentaba:
- Y ahora cómo te pago.
Y yo le contestaba:
- Tú no tienes que afligirte por nada, ya hiciste demasiado por los que te rodean; yo tengo para irla pasando, así que no te aflijas.
- Si vieras que cuando vienes me iluminas la vida.
Y seguíamos platicando y le decía:
- Te acuerdas del pitcher el "Monito" Manjarrez, que velocidad tenía; te acuerdas de Priego el de Amozoc, que velocidad tenía también.
"El Churro" se echaba tremenda carcajada; y yo le agregaba:
- Pues por el "Monito" y por Priego, déjate dar otros dos piquetes en cada pierna, para que te escurra más y se te quite lo hinchado.
Y él me decía, riéndose:
- Pues por el "Monito" y por Priego, dame otros dos piquetes.
Se los daba y con alegría, sin dolor, veía yo como se comenzaba a llenar la tina con la serosidad de sus piernas, que tenía demasiado hinchadas.
A mi lado el "Pipe" Juárez oyéndonos y agregando algún chiste para seguir riendo. De pronto el "Churro" me decía:
- Doctor, tengo un cuadro que te va a gustar mucho, mide como un metro cuadrado y trae historias de todas las Series Mundiales de Béisbol. Lo guardaba con mucho cariño. Alguien me lo quería comprar por un millón, hace cinco años; luego en Enero me ofrecía "lo que tú quieras". Se lo había dado a mi hermano pero tú te lo mereces.
"El Churro" mandó por él a su sobrino, y cuando lo trajo me decía:
- ¡Hay que guardar una moneda blanca para un día negro y hoy te doy esto que te ganaste!.
Al "Pipe" y a mí casi se nos resbalaron las lágrimas. "el Churro" había sido capaz de tentarnos lo más sublime de nuestro ser y sólo nos quedamos viendo. Agarré el cuadro, lo vimos intensamente y le dije:
- ¡Bueno Alfredo, me voy antes de que te arrepientas!
Y nos contestó:
- ¡Ya quieres ir a presumir a tu esposa del cuadro!
El hermano de Alfredo me dijo:
- ¡Yo se lo cargo, se lo llevó al coche!
Y le contesté:
- No, déjeme usted llevarlo, porque usted también se puede arrepentir.
Nos despedimos y salimos, afuera le comenté al "Pipe" Juárez:
- Yo nunca había visto este cuadro, éste no tiene precio, fue un regalo del alma. Y pensar que en mi casa a nadie le gusta el béisbol:
Y el "Pipe" me decía:
- Si te mueres me lo regalas a mí.
Y de nuevo nos volvimos a reír como lo hacíamos a diario.
Cinco días después murió "el Churro". Había muerto el señorón Alfredo Lima Burton
Tanto platicamos con el "Churro", tanto, tanto hablamos que todavía se me quedaron grabados, como por ejemplo me decía, "TODO LO QUE VIENE CONVIENE".
Todavía el "Churro" nos contaba la anécdota de que en el Parque Puebla bateaba Bernardo López con dos outs y hombre en la primera. El pitcher, Martín Dihigo, le gritó al corredor:
- ¡Vete a segunda!
El corredor lo obedeció y caminando se posesionó de la segunda; entonces Martín Dihigo le puso dos strikes a Bernardo, volteó a la segunda y le dijo al corredor:
- ¡Ahora vete a tercera!
El corredor obedeció, pero entonces Martín le lanzó un tremendo tercer strike a Bernardo para poncharlo. Anécdotas de beisbolistas grandes.
También nos contaba que cuando Babe Ruth vino a México, le pitchó Ramón Bragaña, que todavía estaba muy fuerte en comparación con Babe Ruth que estaba ya en plena decadencia y enfermo. Ramón le pitchó duro a Babe Ruth, que no le pudo batear. Viendo Ernesto Carmona, que dirigía al México, que Bragaña le estaba haciendo daño al Babe Ruth y que no podía sacar jonrones en el Parque Delta, fue y le habló fuerte a Ramón y lo quitó para meter a lanzar a Romo Chávez, que le ponía la pelota demasiado fácil a los bateadores. Entonces sí Babe Ruth ya la sacaba de jonrón, dando toda una exhibición de bateo.
Cuando se retiraron al dug out, Ramón Bragaña y Carmona se enfrentaron con palabras fuertes. Carmona le reclamaba a Ramón Bragaña que le hubiera tirado duro a Babe Ruth y Ramón le contestaba:
- Yo no sirvo para ser pendejo de los demás, ni para que practiquen conmigo.
También nos decía "el Churro" que a él lo había enseñado a cátcher el Sungo Rafael Pedroso. Y que el manager de el "Pericos" verde era Julio Rojo y que cuando venían a jugar Los Rojos de México traían como manager a Agustín Verde.
Al "Churro" le gustaba platicar que él había ganado la Medalla Adolfo Luque, tirando de cátcher a segunda pasando el tiro por el centro de una llanta, y que en un tiro que le dio a Felipito Islas le voló el guante. Felipito Islas fue durante tres años pitcher Campeón con el Ayuntamiento y su defensa era una recta a la rodilla y en la esquina de adentro.
"El Churro" era oriundo de Atlixco. Después vino a Puebla y empezó a estudiar en el Colegio Oriente en 1944; en ese mismo año entró a jugar con el Chevrolet amateur.
FRANCISCO "TROMPO" ACEVEDO
Edad 62 años. Jugador típico, tremendo pitcher del béisbol amateur de Puebla, asistió a infinidad de Campeonatos Nacionales. Disparaba tremendos curvones; ha jugado en Tlaxcala, Atlixco, Tehuacán, Distrito Federal. Anteriormente, cuando un equipo se quería parar bien siempre se pensaba en "el Trompo". Actualmente es el Presidente de la Liga Regional de Puebla, que él hizo posible con otro gran amigo, el ex-jugador profesional Jerry Rodríguez.
En una ocasión me tocó jugar contra él, que siempre era muy jacarandoso y bromeaba con todo mundo antes de empezar a pitchar.
Cuando llegué con mi maleta en las manos al campo del Aquiles Serdán y él empezaba también a cambiarse, me vio entrar y me dijo:
- ¡Huy, pinche Doctor. Te voy a meter no menos de cuatro ponches el día de hoy!
Yo me reí y le dije:
- ¡Esta bien!
Dentro de mí tomé esto como una ofensa y pensé: "en la primera oportunidad te voy a fregar". Me fui caminando al dug out, me cambié y comenzó el juego. Como siempre, el "Trompo" daba ponche tras ponche a todo mi equipo. Nos iban ganando por 3 carreras, cuando me tocó batear por tercera vez, como por la sexta entrada. Me tiró una curva para abajo y afuera, pero logré pegarle duro y salió un roletazo hacía él que lo agarró incómodo y le pegó a su antebrazo derecho; inmediatamente la recogió y dio el tiro a primera, pero yo ya había llegado. Cuando vi que subía a la loma de pitcheo sobándose el brazo, pensé: "ésta es mi oportunidad, aquí te friego"; calmadamente pedí tiempo y le dije al "Trompo":
- Permíteme la bola, creó que te pegué.
- ¡Sí Y me está doliendo! - me contestó.
Entonces le comencé a sobar con la pelota, muy duro, en el nervio cubital que va en la parte interna y que pasa por el codo; tras diez minutos de sobarle, él me decía "ya, ya" y yo le contestaba "no, no espérate que te dé más masaje para que ya puedas pitchar bien" y le volví a dar duro, donde sentía que era el paso del nervio cubital.
Después de 5 minutos consideré que era suficiente y le dije "bueno, pues ahora si ya (hay la creencia en el campo de béisbol, que cuando se le pega a una persona se le debe de sobar con la misma pelota para que sane). Entonces comenzó a medio calentar y tirar despacio al cátcher y cuando después de haber lanzado como 6 o 7 pelotas el umpire cantó play ball, hizo su movimiento para lanzar la pelota, pero no llegó al home, se volteó y me dijo:
- ¡Pinche Doctor, chinga a tu madre!
Le dolía mucho el brazo, por lo que se volteó al manager y le dijo:
- ¡Sácame, ya no puedo!
Nosotros, que íbamos perdiendo, agarramos a batazos al que lo relevó y ganamos el juego. Todavía se acuerda el "Trompo" y todavía creó que me ha de decir de la madre, pero no de frente porque somos buenos amigos en la actualidad.
Esta debe ser una más de las anécdotas que ha de tener "el Trompo" Acevedo, pero esta fue la que yo le conocí.
El "Trompo" era una estrella en todos los equipos a los que llegaba. Los Diablos Rojos del México de la Liga Mexicana lo llamaron para jugar, pero no se quedó con ellos porque le pagaban sólo 950 pesos al mes.
PUEBLA, MÉXICO, 15 DE AGOSTO DE 2005