CARTA DE FRANCISQUITO A SU PAPÁ
Por el Dr. Jaime Cervantes Pérez
En Maturín, Venezuela, me obsequiaron un directorio-instructivo de una corporación de niños beisbolistas llamada CRIOLLITOS DE VENEZUELA, de la cual el Director es el Sr. Orlando Becerra García.
Sr. Orlando García Becerra
Con él tuve la oportunidad de estar platicando por teléfono y me decía que esta corporación nació el 20 de febrero de 1962, que tienen 149 Ligas, 800 Equipos y 120,000 niños.
Tienen filiales en Panamá, Puerto Rico, República Dominicana, Mexico, etc.
El Sr. Becerra inició su gestión por el año de 1972, es profesor y cronista de béisbol.
Ha sido entrenador, manager.
Cada cuatro años hay elección de directiva y ha sido reelegido tres veces.
Al estar revisando su directorio me encontré con una sección en la que un niño llamado Francisquito le escribía a su papá.
Y me acordé de inmediato de mi hijo quien asistía a mis partidos de béisbol, porque mi papacito me lo llevaba a los juegos, pero nunca lo vi emocionado con las jugadas, siempre muy quieto, muy tranquilo y observando. Por cierto que en uno de los juegos le agarraron un lineazo en su brazo izquierdo que me dolió mucho, más a mí que a él, pues ni se quejó.
Años después mi papá se murió en un accidente y como él no entrenaba béisbol me pensé, lo puedo educar a que batee de zurdo, como mi papa, y lo ponía yo del diario a que entrenara conmigo su bateo, creo que una de mis hijas a la que también ponía a entrenar se quejaba y me decía: ya déjalo. Y él tal vez soportándome le contestaba a mi hija: ¡Déjalo, yo sigo bateando!
Poco después sentí que no le agradaba nada el entrenamiento y que era por demás que yo hiciera la lucha porque él jugara béisbol, pues creo que nada más me toleraba y me pensé, bueno pues si no quiere, ni modo, lo importante es que a mi me encanta y que él se dedique a estudiar y así lo hizo.
Creo que fue la última vez que agarró un bat y un guante, me lo llevé a estudiar a El Paso, Texas, a la Universidad de UTEP, en donde termino la carrera de Ingeniero en Electrónica.
Por lo que se, creo que nunca ha ido a un partido de béisbol de Ligas Mayores.
¡Así es la vida y debemos sobrellevarla, sin quejas ni reproches!, solo respetando las decisiones personales.
Dr. Jaime Cervantes Pérez, enseñando a futuros estrellas
de Clínica Avanzada de Béisbol que se llevó a cabo en Maturín, Venezuela
los días del 3 al 16 de Diciembre de 2008
CARTA DE FRANCISQUITO A SU PAPÁ
Mi querido papaíto:
Tengo que decírtelo, no sé si esta es la mejor manera para un carricito de nueve años, como yo, pero tengo que decírtelo de alguna forma. Es que sufro mucho. ¿Tú ves? Cuando se supone que debería divertirme, según creo. Digo. Porque cuando lo ponen a uno a jugar algo es para que se divierta. Y a mí me gustaba jugar béisbol. Ahora no, porque sufro. Yo creí que jugar pelota era eso y nada más: jugar.
Resulta que, tú y las mamás y los papás de los demás muchachos del equipo, me tienen loco y sin ganas de uniformarme más. En estos días cuando yo estaba catcheando porque no fue el muchachito que juega en esa posición, hice un tiro a segunda porque uno del otro equipo iba a robar y tú me gritaste: “¡Así no se tira, es sobre la base!” La verdad es que yo no pensaba siquiera que iba a llegar con mi tiro, mucho menos que podía poner la bola en la base.
Ese día que era domingo, o sea cuando uno tiene que gozar porque ha estado toda la semana en la escuela, que es buena pero no es lo mismo, pasé muchas angustias. No te dije nada porque pensé que me regañarías, pero mi mano izquierda quedó hinchada después del juego. Creo que fue porque nunca había jugado con mascota; tú sabes que mi posición es segunda base, la mascota era muy pesada, me bajaba el brazo y la bola me pegaba en todo el centro. Ese golpe me produjo el dolor, pero si te decía algo, quizás me ibas a decir esas cosas de disgusto que tú dices cuando perdemos o cuando me poncho.
A mí me gustaba ser como Omar Vizquel o Luis Sojo en segunda base, pero ahora ya no me gusta mucho, porque eso me gustaba cuando creía que se podía jugar sin tanta gente atrás, incluyendo al papá de uno, gritando y regañando.
Todos los chamos del equipo hemos hablado de eso y varios hemos decidido no jugar más pelota, a ver si somos felices como los demás niños.
Y el manager de nosotros también sufre mucho con las cosas que ustedes gritan, y porque cuando perdemos le reclaman que hizo cambios malos, y también porque todos los papás y mamás quieren que sus hijos jueguen todo el juego, y él a veces, no puede ponernos a todos a la vez. También porque nadie lo felicita cuando ganamos.
Yo siempre estoy seguro papito, que tú haces todo bien y me imagino que ahora también estás haciendo lo que se debe de hacer. Pero ¿tú sabes lo que oí decir en estos días por ahí? Que muchos padres lo que quieren es divertirse y presumir por la calidad de juego de su hijo, sin importarles si el muchacho se divierte o no, ¿verdad que tú no eres así, papito? Porque eso sería malo y tú eres bueno.
A mí se me olvidó cómo es que yo bateaba, papi, porque cuando me paro ahí, comienza a decirme cosas que si más allá, que acá, y estoy enredado.
Además lo que ustedes me gritan de atrás es diferente a lo que practicamos. No entiendo. Y desearía entender, sin embargo, cómo te veo tan preocupado y te oigo tan angustiado cuando yo juego, creo que te voy a resolver ese problema dejando de meterme en esas cosas del béisbol.
Tú sabes, papito, que te quiero mucho y no quiero que sufras por nada, menos por no saber yo jugar como tú quieres que lo haga, y que yo creo que es la mejor manera, es decir como Vizquel o Sojo.
Te pido la bendición.
Francisquito el que no sabe catchear
H. PUEBLA DE Z., A 21 DE DICIEMBRE DE 2008
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